La historia de Lima registra dos terremotos devastadores ocurridos en este mes (en 1687 y en 1746), los cuales afianzaron la devoción por el Cristo de los temblores o Señor de los Milagros, que en su procesión, también este mes, congrega a una cantidad inmensa de fieles, convirtiéndola en una de las procesiones mas concurridas de América.
Sin embargo, el terremoto que dio origen a esta muestra de fe y devoción, ocurrió mucho antes, el 13 de noviembre de 1655. Ese día a las 2:45 pm, tuvo lugar un terrible terremoto que derrumbo templos, mansiones y muchas casas, ocasionando miles de muertos y damnificados. Sin embargo, en la zona de Pachacamilla un débil muro de adobe en donde estaba pintada una imagen de Cristo quedó intacto, sin ningún tipo de resquebrajamiento.
Años después, un vecino vio aliviado sus males tras acudir a pedir a Cristo que lo cure a este mural, por tanto la pintura adquirió visos de milagrosa. Todos los viernes en las noches se reunían personas a ver la imagen y pedir milagros. Sin embargo estas reuniones no contaban con la aprobación de las autoridades eclesiásticas, ya que muchas veces se produjeron sucesos de índole distinta a las actividades religiosas. Por tanto, se decidió borrar la imagen para terminar con esto.
El primero en intentarlo por ordenes superiores, fue un pintor indio que al momento de subir por la escalera hacia la imagen comenzó a sentir temblores y escalofríos, teniendo que ser atendido, intentó de nuevo proseguir con su tarea, pero al subir otra vez, fue tal su impresión que bajó raudamente y se alejó asustado del lugar sin concretar el encargo. El segundo hombre, se acercó a la imagen, pero algo vio en ella que le hizo desistir de raspar la imagen. El tercero, fue un soldado real de ánimo más templado, éste subió, pero bajó rápidamente explicando luego que cuando estuvo frente a la imagen, vio que ésta se ponía más bella y que la corona de espinas se tornaba verde. Ante esto, no quedo otra que autorizar el culto, para lo cual se levanto una pequeña ermita en el lugar.
Sin embar
go es a raíz del terremoto de octubre de 1687, que devasto Lima (incluida esta ermita) pero que no altero la pared con la pintura, que se inicia la devoción y se declara la imagen de Cristo como “Patrono Jurado por la Ciudad de los Reyes contra los temblores que azotan la tierra”. Se ordena la confección de una copia al óleo para que saliera en andas por las calles. El 28 de octubre de 1746, otro devastador terremoto azota Lima, destruyéndola casi en su totalidad. Los sobrevivientes invocan la protección de este Cristo de los Milagros, por ello cada año, hasta hoy, el 28 de octubre es el día principal de devoción y se efectúa la anteriormente mencionada procesión multitudinaria.
Años después, por decisiva influencia de Micaela Villegas “La Perricholi”, que era muy devota del Señor de los Milagros, el Virrey Manuel Amat y Juniet ordena la construcción de un Templo en vez de la antigua y deteriorada ermita. Se dice que el mismo Virrey participo en el diseño y los planos de esta iglesia, que fue inaugurada el 21 de enero de 1771. En la parte superior de la portada se encuentra el escudo nobiliario del Virrey Amat.
Ya son años en que Lima se viste de morado y oro, es el mes en que puedes vivir y degustar los aromas y sabores de nuestra ciudad, sabores como es tradicional turron de doña Pepa, que fue inventado por una esclava liberta a comienzos de 1900, ella se llamaba Josefa Marmadillo lo hizo al ser curada de paralisis por el Cristo (1). Año tras año la procesión congrega miles de fieles, y es una tradición de la ciudad que aun permanece.